sábado, 7 de enero de 2012

“Kitwa, semblanza de la Tierra del Sol”

Es un artículo del Dr. Germán Rodríguez Flor. Fue  publicado en “Mushuk Nina”, medio de difusión del pensamiento y sentimiento andino, que es parte de la Revista del Movimiento Sumak Ecuador.

En este artículo se trata de articular una explicación distinta sobre los orígenes ancestrales del continente Americano. Argumentos que difieren y ponen en duda la historia oficial que existe desde la visión europea hacia lo que se denominó como el Nuevo Mundo.

Rodríguez explica que en el año 1860 un arqueólogo inglés, James Wilson, encontró en las costas ecuatorianas de Esmeraldas muchas figurinas de oro y cerámicos petrificados, cubiertos por una espesa capa de depósitos marinos, en un sitio de formación geológica antigua. Frente a este descubrimiento, el poeta ecuatoriano Jorge Carrera concluyó que estas tierras fueron ocupadas por el hombre, se sumergieron y emergieron en una edad posterior. También Sir Roderick Murchison, presidente de la Real Sociedad Geológica de Londres, llegó a afirmar que en el Ecuador existió una civilización libre y humana mientras en Europa transitaba la edad de piedra.




Tal descubrimiento de Wilson laceraba el orgullo de la civilización colonialista y por eso su investigación fue archivada. Sin embargo, muchos otros hallazgos en Ecuador y en América están replanteando nuestra historia.

Hay evidencias, por ejemplo, construcciones ciclópeas y edificaciones piramidales en un arco oceánico inmenso y en lugares distantes como Ceilán, Polinesia, Saksawaman e incluso Manabí. También se han encontrado, en algunas partes de los Andes, colina artificiales levantadas en tiempos remotos por los moun-builders. En algunos lugares amazónicos se han hallado restos de ciudades cubiertas por el bosque tropical. Además, se han desenterrado, en Manabí, Santa Elena, Chimborazo y Loja, osamentas de extraordinaria estatura; lo que indica la posible existencia de razas de distintas características en América precolombina, pues las evidencias y análisis de historiadores llevan a caracterizarlas como no primitivas.



Esto puede explicarse si partimos desde la noción del tiempo cíclico, comprendiendo que la humanidad ha pasado por ciclos de desarrollo histórico, en cuyos finales las culturas y civilizaciones desaparecen a causa de sus propios conflictos y los provocados por la naturaleza.  Entonces, los descubrimientos que se han realizado dan constancia de estos procesos, de una evolución humana, con diversas razas y culturas.

Por estas razones resultaría inadecuada la denominación de Nueva Mundo otorgada a América, pues las evidencias surgidas de tiempos tan remotos, que apenas se están descubriendo, demuestran que se trata de un continente antiguo.

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